La vida muchas veces nos desilusiona. Y es lógico que la vida muchas veces nos desilusione porque la vida pocas veces es como queremos que sea. Normalmente la vida es exactamente lo opuesto a aquello que queremos que sea.
Obviamente, a todos nos gustaria que las cosas no fueran así, pero, lamentablemente, las cosas son asi, y negarlo no sirve de nada; sin embargo, dicho esto, debe decirse que al menos vivimos un tiempo feliz, y ese tiempo feliz, como dice la cancion, fue el de la niñez.
Como padre, uno quisiera poder hablar mas con su hijo, contarle su propia experiencia de vida, transmitirle todo lo que los años le han dejado. Por ejemplo, decirle que, de niño, a la misma edad que él tiene ahora, usted pasaba sus tardes corriendo alegremente por su barrio antes de deternerse y comerse una rica y jugosa naranja.
Los niños de hoy, sin embargo, aunque parezca mentira, nuestros propios hijos, no han probado verdaderas naranjas, porque las naranjas que comen no son naranjas naturales como aquellas que comimos nosotros y nuestros padres y los padres de nuestros padres, naranjas verdaderas y no criadas en oscuros laboratorios.
Por supuesto, existen mercados, mercados que tienen naranjas, naranjas que parecen brillantes y ricas pero, al probarlas, lo que descubre el consumidor es que saben... a nada. La razon esta en la gran cantidad de productos quimicos que le ponen las empresas para hacerlas mas vistosas pero no mejores.
Por esa razon, los jovenes agricultores de naranjas de Valencia decidieron comercializar sus propios productos naranjas tan grandes y dulces que son el sueño prohibido de todo niño; hoy es posible, repitamoslo, comprar naranjas valencianas similares a las narradas por Neruda solo que aquellas existian en el papel y estas en la realidad, disfrutable y mordible realidad.
Si usted vive en Salamanca y quiere comprar naranjas valencianas verdaderas, grandes y jugosas solo ingrese al sitio web de estos jovenes agricultores: http://www.naranjasdelmijares.com
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